PAZ, FE Y AMOR…


El hombre desgarra al hombre,
arrasa con ta Tierra,
quiere poder sobre las montañas y los mares,
se divierte jugando con misiles y tanques.
Hereda imperios de destrucción,
y riega su semilla con odio y ambición,
ha olvidado el amor,
lo perdió mientras pensó que lo tenía todo.
Pobre,
se cree tan inteligente con sus trajes elegantes,
compra felicidad y la vende…
¡vende hasta su madre!


Sólo en sueños aparecía tu mirada,
atascada en mi piel,
merodeando mi cama.

Olías mi fragilidad y la devorabas,
mordida a mordida me despojabas de la carne,
rasgabas mi soledad y la poseías despiadado,
me robabas el aliento y el alma
para después dejarme suspendida en el olvido de tus brazos.

Mis labios buscaban tus labios,
mis manos recorrían el vacío, arañaban el espacio.

De tu boca nació la luz que me cegaba,
tu lengua amordazó mi voluntad y me dejó sin habla,
y ahí quedaba, sola y perdida en tu olor,
en tu piel que se desvanecía en la obscuridad.

Todo acababa y el púrpura brotaba de mis poros,
suspendio yacía mi cuerpo seco,
en espera de ser tocado de nuevo por tus ojos.


Cálida la noche
cuando imagino tu cuerpo,
cálido el placer
de que la soledad se vaya lejos.


Valiente la profesión de un paraguas,
valiente el que se deja tocar por unas cuantas gotas de agua…
que sólo es eso,
que no pasa nada,
que podría ser agua que ahoga y mata,
o agua que limpia y purifica el alma.


Vientre de barro y agua,
en ti germinan las semillas
y la vida misma se alza.

En tus pechos corren ríos de plata
y por tus pezones emana un manantial
que calma la sed y llena de paz.

Tus brazos son grandes muros que protejen
tus manos son reugio para e perdido
y de tus labios brota el consuelo para el afligido.

Irradias luz y puresa
te arraigas a la tierra con fuerza
y protejes todo lo que te rodea.


Desde muy pequeña me gustaba subir a la azotea para observar el cielo. Antes de que comenzara la guerra sólo las estrellas iluminaban la noche, ahora todo es diferente, la luz del día se esconde entre humo y ceniza, y por las noches las estrellas son opacadas por misiles.
En mi departamento hay pocas cosas, una estufa, la cual uso poco porque rara vez hay gas, un vaso, un plato, un colchón viejo y al lado una mesita de madera.
Como ven no hay mucho, pero todos saben que lo más importante es tener puestos los zapatos y traer siempre el pasaporte contigo, siempre, incluso cuando duermes… el pasaporte por si tienes la suerte de salir del país, y los zapatos, porque cualquier mamá le enseña a su hijo que si la muerte te lleva lo único que puedes hacer es irte con dignidad y no hay nada más indigno que morir sin zapatos.
Algunas veces, cuando siento que los ataques han cesado un poco subo los veintitres escalones que me llevan a mi pequeño paraíso. Ahí descanso y recibo al viento y pongo mucha antención en el firmamento, es posible que aún en este cielo pueda ver un cometa, pero debo tener cuidado y no confundirlo con una avión del ejercito.
Hoy esperaré despierta por el día, pocos podemos conciliar el sueño, el miedo se mete por cualquier rendija y desmorona al más fuerte, carcome el concreto, carcome al hombre hasta el hueso.
Mañana saldré y tiraré la llave de mi departamento, caminaré entre recuerdos, entre escombros y fuego… espero nunca regresar.


Hoy me han dicho:
Saca tu impermeable porque está lloviendo, pero yo estoy tan mojada que un día más de lluvia no me molesta.


Soy

Mi cuerpo y el río se hacen uno,

las estrellas caen en mi espalda,

y recorremos los valles juntos.

Soy el cielo, árbol

y el hombre que calmó su sed conmigo.

Soy el Sol que avanza entre destellos

y llena de luz el vacío.

En mi piel de agua dulce se refleja el universo,

y formo parte de cada célula que va creciendo.


El paisaje

Y el sol se coló entre las nubes,

regó los maizales,

y nadó río abajo

iluminando los verdes en los árboles.

Energía que electriza la tierra,

se pasea entre aves doradas

y explota en mis venas.

La vida palpita,

y el tiempo se pasea galante,

el viento se lleva las tristezas,

y llena los paisajes de arte.


El viaje,

el ir y venir,

el retorno,

el amor,

el baile,

el hambre,

el chango,

el salto…

el hombre.